Wednesday, August 3, 2011

Ufa con las paradas de colectivo

Ni siquiera me voy a detener en el famoso "la parada de colectivo es una maldita calcomanía en un poste de luz y andá a encontrarla", o los casos en los que algún kiosquero viejo directamente te dice "el 60 para en el tercer árbol desde la esquina, el bajito". Eso ya casi diría que es parte del folklore porteño.

Hoy me quiero quejar del repelotudo que puso el poste de la parada donde termina el refugio. Ustedes saben a qué me refiero. Pasa en demasiadas paradas. El poste es ése que dice los números de las líneas que paran, y a veces tiene una descripción escueta del recorrido. El refugio de parada de colectivo estándar porteño es esa porquería compuesta por dos paneles, uno paralelo a la calle que se extiende en un techo medianamente útil para cuando llueve o pega mucho el sol, y un panel perpendicular a la calle que lo único que hace es romper las pelotas y contener un cartel más de publicidad, y siempre queda a tus espaldas cuando estás bajo el techito esperando el colectivo.

Si se fijan, van a ver que en muchas paradas, el puto poste está cerca del panel este pedorro perpendicular a la calle que claramente delimita el "final" del refugio (gran, gran idea en una ciudad donde las colas de bondi llegan a tener, fácil, media cuadra).

Esto no sería tan terrible, si no fuera porque la gente brillantemente tiende a empezar a hacer la cola a partir del bendito poste del demonio. Así queda el refugio mucha veces vacío, y todos los boludos quedamos detrás del panel. Los primeros, parados en ese minúsculo cachito de vereda que queda entre el panel de atrás y el cordón, cosa que debería haberle dado a entender al boludo que puso el poste que ahí no iba, y al boludo que se puso a hacer cola ahí que no se supone que quede alguien parado, incómodo en ese costadito. Se ve que tomar el poste sólo como referencia de "ah, acá para el 168", y empezar a hacer la cola desde el principio del refugio es una magia del pensamiento lateral de primera prensada en frío y acá no se consigue.


Otra de mis favoritas, es la cola de leprosos. Esa, donde la distancia entre cada persona haciendo la fila es de 75cm a 1m, no sea cosa de que nos contagiemos los piojos los unos a los otros. De hecho, he usado la frase, "Podemos acortar la fila, eh, ninguno tiene lepra". Entre el refugio bizarro de mierda con límite trasero y usted que guarda distancia de un brazo como en la escuela, ¡¡¡no entramos en la parada!!!

1 comment:

Cotidianologo said...

el sabado lo re cague a puteadas al colectivero porque el muy hdp paraba donde se le antojaba el culo!
los odio!!!